Un empleado del HSBC Private Bank de Ginebra robó una base de datos que contenía información confidencial sobre los datos fiscales de 130 000 clientes del banco suizo, incluidos 3 000 franceses, y la entregó al gobierno galo, a finales de 2006 y comienzos de 2007.
Los nombres que aparecen en la lista son sospechosos de evadir impuestos, debido a que poseen cuentas secretas. En base a esta información, Francia condujo investigaciones para perseguir a los mencionados en la base de datos en 2007.
Suiza condena las acciones tomadas por la nación gala, por lo que decidió dejar inválida la ratificación del Convenio de Doble Imposición, vital para que existan relaciones comerciales entre los dos países. Francia amenaza con incluir a Suiza en la lista negra de los paraísos fiscales si no reconsidera su decisión.
Actualmente, el ladrón se encuentra en Niza, protegido por el gobierno francés.
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