viernes, 18 de diciembre de 2009

Ladrones del Museo Nacional de Estocolmo continúan en libertad




Tres hombres armados con pistolas y fusiles de asalto entraron en el Museo Nacional de Estocolmo en diciembre del 2000. Uno de los integrantes de la banda amenazó al personal del centro y a los visitantes que aún permanecían en el interior, mientras que los otros dos, también armados, subieron a la primera y segunda planta donde se encontraban las obras y las descolgaron de la pared. Enseguida, los asaltantes escaparon con el botín en una lancha que posteriormente fue descubierta; mientras que sus cómplices intentaron distraer a la policía prendiendo fuego a dos coches que provocaron el corte de una calle.

La policía sueca puso en marcha un dispositivo para intentar localizar a los autores del robo de tres de los más conocido lienzos. Las piezas robadas están valorados en 5. 400 millones de pesetas . Actualmente se está llevando a cabo una investigación para el análisis científico de la lancha y de las huellas dactilares en el museo, la policía está trabajando en el caso. "Estamos interrogando a los testigos del robo, pero sobre todo tratamos de ponernos en contacto con las personas que vieron a los delincuentes cuando éstos hicieron visitas de reconocimiento al museo", comentó el portavoz de la policía de Estocolmo, Bjoern Pihlblad.

Excepto las salas donde se perpetró el robo el resto de salar se encuentra abierta hoy al público con toda normalidad. "Nadie tiene ni idea por el momento de quién era esa gente. Lo han hecho de la misma manera que cuando se roba un banco, fue muy profesional", afirmó Gorel Cavalli-Bjorkman, la conservadora del museo. «Parece un poco desproporcionado llevar fusiles cuando vas a un museo. Creemos que alguien les ha contratado. No pueden ser amantes del arte», concluyó.

Los cuadros sustraídos son un autorretrato de Rembrandt y dos obras del impresionista francés firmadas por Pierre-Auguste Renoir y tituladas Una joven parisina y Conversación. Desde el gran robo de 1993, en donde ladrones extrajeron ocho cuadros (entre los que se encontraban Picazos y Braques valorados en 10.000 millones de pesetas) haciendo un agujero en el techo del Museo Nacional de Estocolmo; no ha existido un robo hasta diciembre de 2000.

Los servicios de seguridad del museo han manifestado que los criminales sabían exactamente donde estaban las obras de arte que buscaban y lo que hacían en cada instante para obtener lo buscado, los tres lienzos. Asimismo, los guardias y el equipo de seguridad del lugar mencionaron que es imposible detener al tipo de asaltante que no le interesa entrar al museo con armas mientras exista público en el interior.

En primer lugar, escogieron piezas de pequeño tamaño para hacer más fácil la huida. "Con una pistola en la mano, no es fácil transportar una gran lienzo", comentó Cavalli-Bjorkman. En segundo lugar, ya habían inspeccionado el museo. Uno de los guardias reconoció a un miembro del grupo por la ropa que vestía (a pesar de llevar pasamontañas), pues había estado allí el mismo día del robo, al menos uno de ellos parece haber nacido en Suecia.

Según expertos de la historia del arte es imposible intentar vender las piezas robadas, ya que son populares y conocidas en el mercado, lo que sugiere que los ladrones pretenden revender su botín al museo, una tendencia que está de moda. Otra suposición es que estos hombres fueron contratados por algún coleccionista privado del extranjero.

El Museo Nacional de Estocolmo, adquirió el autorretrato de Rembrandt en 1956, es una de las obras más tempranas del artista holandés, data cuando todavía residía en Layden; la obra está firmada en 1630 cuando el pintor tenía aproximadamente 23 ó 24 años de edad. El lienzo lleva retoques en oro para otorgarle a la pieza mayor luminosidad, técnica que fue utilizada por el pintor sólo en dos ocasiones. Los Renoirs fueron compardos por el museo en 1913 y 1918, pocos meses después de que la institución empezara a coleccionar obras impresionistas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario